Cómo cuidar tu piel a los 30
Las cosas son así: si quieres tener una piel perfecta en el futuro, debes cuidarla en el presente.
A tus 25 eres muy joven y quizás estás pasando por una de tus mejores etapas, pero es justo aquí cuando debes empezar a preocuparte por tu piel.
Y no solo lo decimos nosotros, sino también la biología. Está demostrado que a esta edad la producción de proteínas naturales de tu piel como la elastina y el colágeno comienzan a disminuir considerablemente. Y aunque en este momento no nos crea impacto al vernos en el espejo, si hace que lleguemos a los 40 con un 30% menos de colágeno sí o sí.
La piel empieza a adelgazar, a perder densidad, y consecuentemente, arrugas. Así que por mejor complexión que creas tener no eres inmune al paso del tiempo y al propio funcionamiento de la piel de manera fisiológica.
Si, además, sumamos todas las agresiones externas a las que te sometes a diario: sol, contaminación, radicales libres, glicación (¡los azúcares están a la orden del día!), …, nunca es demasiado pronto para empezar.
Estos son los imprescindibles que deberían formar parte de tu rutina a partir de ahora
Coco Chanel decía: “la naturaleza te da el rostro que tienes a los 20, pero a los 50 depende de ti”.
No hace falta avanzar tanto en el tiempo para darnos cuenta de que realmente obtenemos el bienestar que merecemos de acuerdo a las rutinas que decidimos llevar, incluso a los 30.
Existen un sinfín de recomendaciones de las que habrás escuchado hablar y que aún así, has terminado olvidando sin hacer caso.
Pero la realidad es evidente y tienes que aceptar que estos consejos que te damos a continuación son casi obligatorios y deberían convertirse en parte de un nuevo y mejor estilo de vida.
La limpieza es vital como el respirar
Podemos garantizarte que has escuchado en más de una ocasión que nunca debes de irte a dormir con maquillaje o sin limpiarte el rostro a pesar de no aplicar ningún cosmético de color.
Sí, es el santo grial. Y a partir de los 25 deberías tomártelo muy en serio.
Atrás quedaron las noches de saltarte este paso fundamental.
- Olvídate de las toallitas desmaquillantes
Puede que hayas disfrutado de la comodidad de desmaquillarte con una toallita facial (uno de los productos más demandados a esta edad), pero tu piel no es tan resistente a los 30.
Las toallitas son demasiado abrasivas para la piel. Pueden contener alcohol para eliminar el maquillaje rápidamente, lo que puede alterar la función barrera natural de la piel provocando sensibilidad y deshidratación.
Además, si tienes algún granito lo que haces es extenderlo a otras partes del rostro sanas.
- Evita productos astringentes
Desde la adolescencia somos más propensos a tener acné juvenil y muchas veces nos lleva a limpiarnos de forma errónea la piel utilizando productos demasiado agresivos, secantes, creyendo que así conseguimos regular el exceso de grasa.
Pero de esta manera no controlamos las bacterias que forman el acné, sino que creamos un desequilibrio que crea un efecto rebote que todavía genera más actividad de las glándulas sebáceas.
- No compartas tu toalla con nadie
Es fundamental utilizar una toalla solo para el rostro. De nada sirve acabar el ritual de limpieza con una toalla con restos de la suciedad tras haberte lavado las manos.
Esta toalla solo debes utilizarla tu, y renovar de manera frecuente.
No temas a los exfoliantes
Exfoliar tu piel regularmente promueve la producción de colágeno, retira las células muertas para que nada bloquee la penetración de los activos que vas a utilizar posteriormente, deja tu piel más homogénea y suave y aporta luminosidad.
Sin embargo es tan importante exfoliar como no hacerlo en exceso o con productos no adecuados a tu tipo de piel.
No renuncies nunca al contorno de ojos
Es habitual que se tenga la tentación de obviar su uso, pero entre los 20 y los 30 es casi el primer cosmético a utilizar.
Es fundamental tratar esta parte del rostro desde el inicio ya que esta zona tiene unas peculiaridades que exigen un cuidado específico: la piel es más fina y refleja antes el envejecimiento cutáneo, prácticamente carece de glándulas sebáceas y, pese a estar en constante movimiento, es menos flexible por contener menos colágeno y elastina.
Así que no te limites a un contorno de ojos para tratar bolsas y ojeras sino que te recomendamos combinar antioxidantes que mejoren la microcirculación con péptidos.
La década de los antioxidantes
Si quieres combatir los signos de la edad y las arrugas antes de que lleguen debes iniciarte en los antioxidantes por su capacidad para contrarrestar la acción de los radicales libres que se generan como consecuencia de la exposición a la radiación solar, a la contaminación ambiental, al tabaco, a dietas poco saludables, …
Los radicales libres son los grandes desconocidos que de repente se convierten en el problema nº 1 de la piel al llegar a los 30.
Estos atacan la membrana celular y están íntimamente ligados al envejecimiento prematuro, pérdida de luminosidad, aparición de primeras manchas, deshidratación, …
Incorpóralos por la mañana, para proteger la piel durante toda la jornada.
Los sérums ejercen la acción de prevenir
Cuando estás en los 20 ya has pasado (en gran medida) esos años hormonales de la adolescencia propensos a granitos, las arrugas todavía no se han asentado y las manchas son escasas. Tu piel tiene la habilidad de recuperarse de una noche hasta las tantas con solo un poco de agua fría.
A los 30 la cosa cambia. Esta es la década perfecta para empezar a sentar las bases de una buena piel.
Los sérums son concentrados que tienen la capacidad de llegar a capas más internas de la piel. Son los responsables de la prevención del envejecimiento de tu piel.
¿Sigues pensando que eres muy joven?
No tienes que aplicar necesariamente un sérum antiedad. Los sérums pueden aportar luz, regeneración, protección, …
Hidrata tu piel de manera más consciente
La crema hidratante tiene que facilitar la retención de agua sin ocluir el poro ni aportar exceso de grasa.
No es el ejemplo más glamuroso, pero quizás sí el que te haga ver de una manera más visual lo que consigues con una piel correctamente hidratada.
Si coges un papel, un folio, y lo arrugas, cuando lo vuelves a extender el papel queda totalmente arrugado, con todos los pliegues marcados.
En cambio, si haces el mismo ejercicio con una bayeta húmeda verás que después de escurrirla o arrugarla, al extenderla de nuevo queda como estaba en un inicio, sin media arruga marcada.
Pues bien, es tan fácil como esto: el papel seco es una piel seca, la bayeta húmeda es una piel hidratada.
Simplemente la hidratación, que muchas veces pasa desapercibida en nuestras preocupaciones porque solo nos centramos en arruguitas, manchas, …, es fundamental para que la piel esté elástica, flexible y sin arrugas.
La hidratación es la base antienvejecimiento.
Y aunque tengas la piel mixta o grasa, la hidratación debe mantenerse de la misma manera porque son aspectos diferentes. Un aspecto son lípidos y el otro agua. Y mantener una piel deshidratada provoca que las glándulas sebáceas produzcan todavía más grasa para compensar la carencia de sebo.
Nunca salgas de casa sin fotoprotector solar
Los rayos UVA son la causa número uno del envejecimiento prematuro de la piel.
La clave de un cutis saludable se encuentra en hacer de éste tu básico de belleza.
De nada va a servir cuidar y mimar tu piel con una rutina completa si luego dejas tu piel completamente vulnerable a las agresiones que más la perjudican.
Con los años la piel cambia y necesita hábitos, activos y tratamientos a medida.
Transformar tu rutina beauty es la clave para mantener la piel perfecta durante mucho más tiempo. Así que toma nota de todos estos consejos para ser tu mejor dermoconsejera.